¡Apunten
y disparen!
No hubo
tirador más certero
Su
excesiva corporalidad
aplasta
su diminuta seguridad,
olvidó su
pasado costero.
Obsoleta
su función natural,
no queda
nada a qué aspirar,
nada que
se pueda enmendar
desecha
el que fuera, de niña, su ideal.
Una
máquina de escribir,
la banqueta
del solar.