Brindo por vos,
con la conciencia perturbada
brindo por la amargura de tu voz,
por cada palabra enterrada.
Brindo con la copa en alto
aunque no así el corazón,
aunque a nadie lo comparto
ni complazco a la razón.
Por la vida que hay y por la que ya
no,
por lo perdido, lo ganado y lo no
realizado,
por la cicatriz y por la sonrisa
¡Brindo!