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3.10.08

RESPONSABILIDAD SOCIAL, DE LOS DICHOS A LOS HECHOS

Entender el papel que cada individuo tiene dentro de una sociedad, es el primer paso que cada ser humano debe dar para comprender la importancia de la responsabilidad social y lo que esto implica para el resto de los miembros de dicha sociedad.


La responsabilidad social, comprendida como el compromiso que cada miembro de un grupo social tiene con la sociedad, se mide según el impacto que sus acciones generen en esta. Es decir, nuestra responsabilidad social es mayor o menor dependiendo de qué tanta influencia o repercusión tengan las obras de una persona o un pequeño grupo humano tengan ante la sociedad completa. Cuando se habla de responsabilidad social, generalmente, se habla de los beneficios que un pequeño grupo tiene sobre una sociedad en general, objetivo que se cumple a través de ciertos modelos de conducta desarrollados por cada individuo a lo largo de su crecimiento y desarrollo social.


Uno de estos modelos de conducta, es la conducta prosocial, conducta solidaria, de cooperación y participación y, autocontrol o inhibición de actos prohibidos, tales como la evitación de actos que hieran a otros y la capacidad para respetar normas sociales en ausencia de control externo. Es entendida como la acción o comportamiento voluntario ejecutado por un ser humano, luego de una decisión en la que intervienen todos los componentes de la moralidad, compuesta obviamente por una serie de valores y convicciones propias de una persona altruista. Las personas que poseen esta clase de conducta son personas que trabajan por un bien social sin esperar ninguna clase de reconocimiento o recompensa por su labor, son personas que generalmente están vinculadas con organizaciones sin ánimo de lucro, actividades religiosas o voluntariados.


A demás de esta conducta, están la conducta cooperativa y la conducta participativa. La conducta cooperativa es aquella que Consiste en trabajar juntos para alcanzar objetivos comunes, procurando obtener resultados que son beneficiosos para si mismos y para otras personas, es decir, busca un bien colectivo sin dejar de lado los beneficios personales; y la conducta participativa que es un medio y un fin para la emancipación y transformación de las relaciones sociales que generan las desigualdades, las relaciones de explotación y dominación social.


Sin embargo, de estas tres clases de conducta, la más apropiada es la conducta prosocial debido a que las motivaciones que mueven a este tipo de personas son netamente sociales y no involucran los bienes individuales ni sus intereses, como condiciones para servirle a la sociedad. Este tipo de personas, generalmente, poseen una clase de inteligencia emocional llamada inteligencia interpersonal, que es aquella inteligencia que les permite comprender los sentimientos y necesidades de los demás independientemente de su cultura, raza, sexo, creencias o clase social, contribuyendo al crecimiento de la responsabilidad social de cada uno de estos individuos puesto que al conocer los sentimientos y posiciones físicas y psicológicas del grupo de personas que van a ayudar permita un impacto mayor en la sociedad.


Ahora bien, teóricamente la responsabilidad social es un hecho que la mayoría de los seres humanos que posean un mínimo de sentido común querría lograr, partiendo de los sistemas de gobierno democráticos, donde todos los ciudadanos poseen los mismos derechos y la igualdad y la protección a los más débiles son ilusiones defendidas en cada página de las constituciones de dichos gobiernos. Sin embargo, la responsabilidad social no está basada en los dichos sino en los hechos. Estos últimos son bastante escasos en comparación con los primeros.


Para pasar de los dichos a los hechos es necesario promover una educación que genere hombres y mujeres con conducta prosocial. Para lograr esto es necesario comenzar desde que el ser humano es bebé, enseñarles que a su alrededor hay personas que también sienten y que igual que ellos necesitan atención y cuidado son bases fundamentales que todo ser humano altruista debe tener bien cimentadas. De esta forma, estos pequeños que han sido instruidos desde el seno familiar como seres colectivos preocupados por las necesidades de su colectividad, serán más tarde adultos comprometidos con la sociedad y generarán proyectos y unidades de atención social centrados en los problemas de necesidades básicas como lo son la salud, la alimentación y la educación. Finalmente, en su sentido más amplio, socialización es sinónimo de educación. Es decir, es necesario educar sistemática e intencionadamente para la responsabilidad social y para una conducta socialmente responsable.


Desde el ámbito que ocupa a la comunicación social, es posible y casi necesario desarrollar la inteligencia emocional como herramienta que ayuda a potenciar las capacidades de comunicación y de relación con los demás, a través de la comunicación efectiva donde hablante y oyente se entienden mutuamente, esto se puede lograr por medio de la claridad y la sinceridad, transmitiendo seguridad, escuchando dinámicamente y siendo constructivos, lo que permite un acercamiento de posiciones. En cuanto a la relación con los demás, para descubrir y satisfacer las necesidades, se debe crear un clima de confianza y respeto mutuo, a través de la buena educación, opiniones, ideas y principalmente sentimientos, para de esta forma crear diferentes estrategias de comunicación que fomenten la comunicación para el desarrollo impactando la sociedad de forma que la responsabilidad social sea un hecho de la mayoría de la sociedad que busque ayudar a unos cuantos y no de unos cuantos que por su gran corazón quisieran darle solución a las necesidades de la mayoría de la sociedad.


Laura Cristina Monsalve Medina.

LA CULTURA EN SU DIMENSION POPULAR Y PEDAGOGICA

El ser humano en su evolución por crear nuevas posibilidades de comunicación, relación e interacción con sus semejantes, ha desarrollado desde los anales de la historia ciertas habilidades y destrezas que le facilitan conservar rasgos grupales, como por ejemplo la cultura. Estos rasgos no son más que la esencia de lo que somos ahora, personas altamente sociales y capaces de interactuar entre nosotros, buscando saciar necesidades que ya son obvias, como son la comunicación como puente y los sentimientos como objeto de esta, por dar solo un ejemplo del sistema.

La creación del habla, el fuego y la escritura son las revoluciones, como se refiere el libro, que han hecho de la cultura el todo del ser humano desde el punto de vista intelectual y tecnológico. El habla como herramienta primaria del lenguaje, con el cual los humanos afianzamos ese lazo social que nos mantiene en constante interacción y que es un elemento indispensable en la transmisión de la cultura de generación en generación.

El fuego, que gracias a él la luz y el calor formaron parte de la vida, es un factor también importante e interesante dentro de la formación cultural de los individuos, pues no solo fue fuente de calor y de luz, sino que también influyó en su totalidad en la forma en que los humanos nos alimentamos desde los principios de su descubrimiento, con el pasar del tiempo también fue adaptado como representación de algunos sentimientos fuertes, hasta llegar a hoy en día con la nuevas formas de aplicación de este.

Otras herencias fueron también creadas y han venido evolucionando, como por ejemplo las pictografías, muestras simbólicas de sucesos pasados, que nos dejan un legado cultural de nuestros inicios como homo sapiens y como ser social. Estas herramientas de expresión no son agregadas a la cultura, sin embargo cabe resaltar al lenguaje hablado como el aporte más importante que debemos a nuestros antepasados.

El principal motivador dentro de la inteligencia de los humanos es el lenguaje, pues gracias a él se crean todos los procesos que ayudan a la evolución y construcción de la cultura. Este lenguaje se particulariza en cada región de los países, y por ello, también en las culturas. Entonces hablamos de muchas culturas.

La cultura es una creación común, que por supuesto se realiza en comunidad y es alimentada por cada pensamiento y personalidad que esté sujeta a una aceptación dentro del grupo social. Y además de tener un deber personal dentro de la comunidad, tenemos derecho a disfrutarla y hacer uso de ella cuando lo necesitemos y como lo necesitemos.

En el siglo XIX existieron dos culturas: la popular y la élite, culturas que al transcurrir el tiempo tomarían una sola ruta y nos bañarían de su rico contenido en variedad. Por ejemplo la cultura élite, es aquella que llamamos sobria, que busca un camino más científico y busca un aprendizaje riguroso como está descrito en el documento. En cambio que la cultura popular busca esa esencia de la vida común, esencia que consideramos una magia en nuestro ambiente y que le da vida a lo de ahora, partiendo de “posibles” en el pasado. Estos posibles son los mitos, leyendas y otras historias con un dulce contenido de magia y fantasía. También la música, las recetas, los dichos y la artesanía., que nos dan esa sensación de que aún seguimos activos y vivos dentro de una comunidad que nos caracteriza de las demás comunidades del país y del mundo.

La cultura regional, la nuestra, la costeña específicamente, nace desde el mar, la brisa y el calor… Nos sentimos orgullosos y somos originales, sin dejar de pensar que la transculturación está entre nosotros porque la aldea global está tomando forma y la globalización ya está en cada rincón del mundo.

Hay tres conceptos importantes dentro de la cultura y son aquellos que titulan las creaciones y las cualidades dentro de esta. Se trata de las industrias, las instituciones y los valores. Donde la industria pertenece a todo lo que es artificial, como lo es aquello que el hombre crea desde todo punto de vista: conocimiento científico, pinturas, música… Cualquier cosa que exista parte de la inteligencia y resulta artificial aunque sea hecho con lo natural.


Las instituciones son aquellos grupos formados con una meta conjunta, que permite dentro de un pueblo orientar a las personas hacia un fin específico, ya sea educativo, familiar, económico etc. Son muchas las instituciones que hacen parte de una cultura y que tienen un fin específico. Gracias a ellas las culturas, no incompletas, satisfacen nuestras necesidades.

Los valores son aquello no material, es decir, abstracto que nos mantiene unidos como grupos sociales dentro de las culturas y entre culturas, pues estos son los rituales o costumbres que tenemos y las habilidades que nos son infundidas como dote de un fin científico y empírico. También son los valores el conjunto de significantes pintorescos que el pueblo tiene y que utiliza como identificación dentro y fuera de su cultura.

La cultura es la carta de presentación de cada región, es lo que identifica a los diferentes grupos sociales.

Teniendo en cuenta que la cultura fue creada por el hombre, es modificada por el hombre y es una cualidad intrínseca del hombre., podemos decir que la cultura determina al hombre y a su vez ésta es determinada por el hombre en una relación reciproca en la que ambas entidades se ven beneficiadas contribuyéndose mutuamente en su desarrollo y afianzamiento social., de modo que el hombre sea parte esencial para que la cultura permanezca y se desarrolle, y que la cultura sea indispensable para que el hombre se desarrolle y se apropie de los rasgos que lo identifican según el grupo social al que pertenezca.

(Resumen del texto original)