Hoy estoy enamorada de la vida, de los golpes que
enderezaron los pasos después de las caídas, de las decepciones y de los ríos
de sal que nacen en los ojos.
Hoy vivo un amor terco, uno de esos que osan sobrevivir después
de que la esperanza se ha muerto, un amor contradictorio, racional, un amor de
la cabeza, de decisiones, un amor para bailar en una larga pista de obstáculos.
Hoy amo la vida, tanto, que el amor mariposea en mi estómago
y me hace respirar; y es que lo último que se pierde, aún después de la
esperanza, es el amor.
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