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22.1.15

No es preciso

No es preciso desenredar la vida,
ni comprenderla del todo.

Es preciso que enmarañes mi cabello
que recorras mi geografía con todos sus accidentes
mojarte en mis aguas dulces y saladas
ver resplandecer el sol sobre mis montañas cuando me amanece
y la luna se rehúsa a esconderse para no dejar de mirarte. 

Mirarte en el ruido de tus ojos claros  y tristes
como si tu alma reclamara a gritos algo que todavía no descifro
y que me mantiene cautiva.

El misterio de tus manos me embelesa
al punto de no soportar la distancia
y empiezo a medirla en suspiros de ausencia
de ausencia de tu aroma, que me dejan sin aliento. 

No pretendo, ni quiero
grabarte como un tatuaje en mi piel
porque es preciso mudar,
no es preciso atarte a un ser etéreo que reposa
(si se puede decir que lo hace)
en las esquinas, desapercibido, sin radicalismos,
sin más ruido que el de la función cardíaca
que aumenta cuando apareces dibujado en el marco de la puerta
y tus ojos tristes...
tus ojos tristes por fin brillan a la par que yo sonrío.