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11.9.11

Corticos IV


Brindo por vos,
con la conciencia perturbada
brindo por la amargura de tu voz,
por cada palabra enterrada.

Brindo con la copa en alto
aunque no así el corazón,
aunque a nadie lo comparto
ni complazco a la razón.

Por la vida que hay y por la que ya no,
por lo perdido, lo ganado y lo no realizado,
por la cicatriz y por la sonrisa
¡Brindo!

2.9.11

Cotidiana Soledad

Acompañada de los rehenes intangibles que secuestré, de un chocolate, el humo de la nicotina y una bebida negra, retumban en mi cabeza las notas de la Sinfónica del Alma que orquestaron la despedida después de que el cielo nos miró a los ojos y fue cómplice de las ganas que nunca fueron, mientras que, con la imagen en la cabeza de lo efímero de los días en la tierra, entre voces de protesta me siento a contemplar la soledad de la sociedad que circunda mi cotidianidad, no tan cotidiana sin tus brazos, tu boca, sin tu olor, sin ti.